28 abril 2015

Todos los hijos son buenos… y sus padres también. CONSTELACIONES FAMILIARES


Un tema recurrente en el consultorio es el del conflicto entre padres e hijos: niños hiperactivos, con falta de atención, rebeldes, agresivos, irrespetuoso. Después de buscar las razones en el  vínculo, echarles la culpa a los niños o culparse los padres por no haber actuado “correctamente”, por no haber sido tolerantes o no haber puesto los límites suficientes, vemos  que las alternativas ensayadas no traen los resultados esperados y los hijos continúan actuando de la misma manera.
Padres e hijos muchas veces parecen enemigos, la comunicación se obstaculiza  y es doloroso ver que no hay solución posible y que ambos: padres e hijos no encuentran un camino de encuentro felicidad y armonía.
Desde su teoría de las Constelaciones Familiares, Bert Hellinger, nos dice "Todos los hijos son buenos – sus padres también".
Cómo es posible? El nos afirma que nos solo son buenos los hijos si no que también lo son y lo fueron sus padres. De esta manera también lo fueron nuestros  padres abuelos y bisabuelos. Y si son buenos como padres también son buenos como hijos
Entonces donde está la falla?. No existe falla, todos hacemos lo que hacemos por amor, por amor y lealtad a nuestro sistema.
Las constelaciones familiares han puesto de manifiesto que formamos parte de un sistema más amplio, de un sistema familiar. A este campo pertenecen nuestros padres, hermanos y hermanas y también los abuelos, bisabuelos y todos nuestros ancestros. También forman parte de este sistema las personas que, de alguna manera, tuvieron o tienen importancia para este sistema, por ejemplo los antiguos novios y novias de nuestros padres o de nuestros abuelos. Dentro de este sistema, todos son guiados por una fuerza común y esta fuerza obedece a determinadas leyes.
El sistema familiar constituye un campo espiritual. Todos los que forman parte de este campo espiritual, están conectados unos con otros – esto es lo que revelan las constelaciones familiares. A veces, este campo está en desorden. Este desorden nace del hecho de que alguien perteneciente al campo ha sido excluido, rechazado u olvidado. Estas personas excluidas y olvidadas están conectadas con nosotros y se manifiestan en el presente. Porque, en este campo, existe una ley fundamental: Todos los que forman parte del sistema tienen el mismo derecho a la pertenencia. Nadie puede estar excluido. No se puede perder a nadie en este campo porque esto tendrá siempre un efecto sobre él. Si una persona ha sido excluida, cualquiera que sea la razón, otro miembro del sistema, un niño por ejemplo – a través de este fenómeno de resonancia – estará destinado a representar a la persona excluida y se comportará quizá de manera extraña: se drogará o se pondrá enfermo, será un criminal o se sentirá agresivo. Podrá incluso convertirse en un asesino o ser un esquizofrénico, etc.
Pero, ¿cuál es la razón? Esta persona mira con amor y de manera inconsciente hacia alguien excluido y, con su comportamiento, nos obliga a mirar también con amor hacia este excluido, hacia este rechazado. Lo que consideramos malo en su comportamiento, no es más que amor por alguien que ha sido excluido del campo.
Por lo tanto, en lugar de preocuparnos por este niño e intentar cambiarlo – lo cual no ayudaría nada de todas maneras como ya sabéis, puesto que aquí actúan fuerzas más grandes - miramos este campo espiritual junto con el niño, hasta que llegamos, guiados por éste, a percibir a la persona excluida que espera nuestra mirada. Entonces, la tomamos de nuevo en nuestra alma, en nuestro corazón, en nuestra familia, en nuestro grupo y quizá también en nuestro país.
Esto muestra que todos los hijos son buenos si les dejamos serlo. Es decir que, en lugar de mirar a los hijos, debemos mirar en la dirección en la que ellos miran con amor.
Las constelaciones familiares nos enseñan que en lugar de preocuparnos por los hijos o por otras personas pensando: "¿cómo pueden actuar así?", debemos mirar con ellos a la persona excluida e integrarla. A partir del momento en que esta persona está de nuevo integrada en el alma de los padres, de la familia y del grupo, el niño podrá respirar y liberarse de la intrincación con ella.
A través de las Constelaciones Familiares y los Ejercicios Sistémicos podemos ver a quien mira el niño, de que excluido del sistema se está haciendo cargo y de este modo incluirlo. De esta manera el niño se liberará de la implicancia.  También se liberarán los padres y demás miembros de la familia. De pronto, algo cambia cuando damos lugar a alguien que estaba excluido.
A partir de ese momento, todos pueden comportarse de una manera diferente. Pueden ser más afectuosos y comprensivos, superando ese concepto barato del bien o del mal que nos hace creer que nosotros somos mejores y los demás peores, ya que los que nos parecen peores no son más que personas que aman de una manera diferente. Si miramos hacia donde un niño mira con amor, ya no podemos hacer esa distinción entre el bien y el mal.
La teoría de las Constelaciones de Bert Hellinger es de una riqueza inconmensurable y su aplicación nos permite abrir un nuevo horizonte terapéutico llegando trabajar en situaciones y conflictos, en la que ninguna otra teoría lo puede hacer.
Solo experimentar la participación de un Taller de Constelaciones Familiares o una sesión con Ejercicios Sistémicos, permite ver con asombro sus resultados.


Terapeuta Floral  - Astróloga Humanística
Facilitadora en  Constelaciones Familiares
Psicóloga Social- Reiki Master
15-5835-3744  4308-4215








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